Un programador de videojuegos ingresa en Princeton-Plainsboro aquejado de "unas manos que le arden", sin duda alguna, un extraño caso muy del agrado del bueno de Greg. El paciente, que ingresa sabiendo que tienen al mejor médico en diagnósticos del mundo, se queda con cara de tonto cuando se entera que ese mismo doctor, Greg House, ha presentado su dimisión irrevocable, sustituyéndolo uno de los pupilos de éste: Eric Foreman o House 2.0.
Una vez House abandona el hospital, sigue con el tratamiento que le había impuesto su terapeuta, que no era otro más que cambiar entorno y hábitos. Así, el nuevo Greg - en paro - consume sus horas libres acompañando a su amigo y compañero Wilson a unos cursillos de cocina. Sorprendentemente y teniendo delante los fogones, House no puede evitar no pensar en sus chicos, su hospital y su oficio, pese a que descubre en el arte culinario una entretenida afición.
El caso con Foreman al frente, no avanza, y el paciente opta por desconfiar del equipo médico que le atiende - descubriendo incluso que "13" es pareja del ahora jefe de diagnóstico Foreman - y buscar tratamiento y diagnóstico en la red y en la competencia, colgando incluso su expediente médico. Cuddy, consciente de la falta de experiencia de sus chicos, visita a House tratando de convencerlo para que vuelva a ejercer de médico, prometiéndole mismo sueldo y puesto, a lo que House se negará. Posteriormente será "13" la que le visite, con misma finalidad, pero con un mensaje más sutil - que si Foreman y el paciente están insoportables, que si un diagnóstico alternativo...
Mientras en el hospital no dejan de recibirse faxes proponiendo tratamientos para el paciente - que empezaba a padecer alucinaciones- que había puesto una jugosa recompensa de 25 000 $ al primero que diera con la solución a su caso.
Por su parte, la desconfianza de "13" en su jefe y pareja, le ponen al borde de elegir entre su chico y su trabajo; dejando su relación de pareja al borde de la ruptura...
Una vez House abandona el hospital, sigue con el tratamiento que le había impuesto su terapeuta, que no era otro más que cambiar entorno y hábitos. Así, el nuevo Greg - en paro - consume sus horas libres acompañando a su amigo y compañero Wilson a unos cursillos de cocina. Sorprendentemente y teniendo delante los fogones, House no puede evitar no pensar en sus chicos, su hospital y su oficio, pese a que descubre en el arte culinario una entretenida afición.
El caso con Foreman al frente, no avanza, y el paciente opta por desconfiar del equipo médico que le atiende - descubriendo incluso que "13" es pareja del ahora jefe de diagnóstico Foreman - y buscar tratamiento y diagnóstico en la red y en la competencia, colgando incluso su expediente médico. Cuddy, consciente de la falta de experiencia de sus chicos, visita a House tratando de convencerlo para que vuelva a ejercer de médico, prometiéndole mismo sueldo y puesto, a lo que House se negará. Posteriormente será "13" la que le visite, con misma finalidad, pero con un mensaje más sutil - que si Foreman y el paciente están insoportables, que si un diagnóstico alternativo...
Mientras en el hospital no dejan de recibirse faxes proponiendo tratamientos para el paciente - que empezaba a padecer alucinaciones- que había puesto una jugosa recompensa de 25 000 $ al primero que diera con la solución a su caso.
Por su parte, la desconfianza de "13" en su jefe y pareja, le ponen al borde de elegir entre su chico y su trabajo; dejando su relación de pareja al borde de la ruptura...
La mañana siguiente, entre los faxes, se halla la respuesta: "Síndrome Fabry", dándose por cerrado el caso, y siendo ratificado Foreman en el cargo, aunque no por méritos suyos ni de su equipo. Por lo que a House respecta, siente que cuando ejerce la medicina olvida el dolor de su pierna, si bien, no quiere volver a ser el mismo tipo del hospital de tiempos pasados, fase que considera historia y algo superado. ¿Echaba de menos House ese sentimiento de serle útil a la sociedad, algo que solo lograba desde su trabajo como médico?
Alex
Alex
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